jueves, 12 de julio de 2012

Sociedad


Por encima de barrancos atestados
Por encima de vientos hostiles de normalidad
Por encima del tedio, de las búsquedas,
de las inquietudes, de la ansiedad.
Por encima de nuestras vicisitudes irrelevantes
Por encima de la ignorancia y la excelencia
Por encima de la longitud del final del problema
Por encima del azar
Por encima de los minúsculos ilustres  y las
desgracias ajenas desde nosotros
Por encima del proselitismo, el sinsentido y la actualidad
Por encima de la grandeza de lo vertiginoso o transitorio,
no debemos perder la única esperanza que hay Dios mío.

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